Un viaje con tus amigos a un sitio nuevo, con playa, sol y
arena. Plan perfecto. Miles de ilusiones y todos con ganas de comernos el
mundo. Tras un duro viaje por fin llegamos y lo vemos: el mar. Ese inmenso mar
azul con la salida del sol. ¡Qué hermoso espectáculo! Nos sentamos en el paseo
marítimo y observamos esa maravilla asombrados. Descargamos nuestras maletas en
ese apartamento que tan difícil fue conseguir. Y ya ahí se respira un ambiente
de buen rollo, amistad, amor…un aroma dulce y a la vez salado. Y a partir de
ese preciso momento empezará esa andanza. Esa semana en la que compartes tu
vida junto a tus amigos. Comes con ellos, nos bañamos en el mar, salimos de
fiesta, nos tomamos el café de las tardes… no paramos quietos. Todo fluye, todo pasa. Y todo acaba. Mil
vivencias y experiencias que nos
llevamos dentro. Algunas experiencias buenas, otras malas, pero que, al fin y
al cabo, nos hacen crecer y mejorar cada día. Porque este viaje nos ha cambiado
a todos, y siempre que lo recordemos, nos acordaremos de esa aventura que
vivimos con los que queremos, y que nos saco miles de carcajadas, lloros,
confidencias, fumadas, borracheras, que forman parte de nuestra historia.
jueves, 30 de agosto de 2012
lunes, 27 de agosto de 2012
Esencial
"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único"
Ágata Christie
Ágata Christie
Plan de vida
Todo bajo nuestro control. Fácil la teoría, pero difícil la
práctica. Para las personas es algo necesario el poder dirigir todos sus actos.
Pero poca gente se da cuenta de que nadie es capaz de realizar eso. ¿Por qué?
Os preguntareis…si el ser humano es el ser más inteligente que hay. Pues no. Os
olvidáis de alguien. Ese alguien superior, divino, omnipotente…sí, Dios. Un
gran personaje, eso no se duda. Lo que si se duda es de su credibilidad. Y ese
alguien, es el que baraja las cartas de nuestro destino, es el que decide si
conseguiremos pareja, escalera o full. Si ganamos o perdemos cada partida que
hagamos.
Y muchas veces intentamos escribir nuestra propia historia,
sin saber que ya está escrita. Con su prólogo, cuerpo y epílogo. Una historia
emocionante, llena de desamores, encuentros, alegrías, desenfreno, adrenalina,
tristeza…una novela en toda regla. Y aunque pretendamos cambiarla, es
imposible. Es una historia intocable, porque desde el mismo día en el que
nacimos se nos impuso, y solo el de arriba es capaz de cambiar el argumento.
No siempre las historias que se nos impongan pueden gustar,
pero todas ellas son hermosas. Cada una a su manera, aunque a veces se lleguen
a odiar. Pero tenemos que ser capaces de percibir la belleza de todo ello. No
todas las historias son fáciles de leer, algunas pueden ser tediosas, y no
todas son perfectas de principio a fin. Lo importante es no quedarse sólo con
la simple apariencia, sino vivirlas intensamente, como si no hubiera un final.
En cuanto comiences a vivirlo así, no intentarás más cambiarla, porque te darás
cuenta de que sólo eres un pequeño ser, y que todo lo que te rodea te viene muy
grande.
viernes, 24 de agosto de 2012
Dulce e intenso mar
Y volver a ver el mar. El inmenso mar. Azul, brillante,
hermoso….una maravilla para la vista. Tan grande, que a veces pienso que se
escapa de la vista humana y que puede imponerte. Me encuentro frente a él, y
soy valiente y decido meterme. Me adentro y siento el agua fría que moja mis
pies. Me voy metiendo poco a poco, tímida, y a medida que mi cuerpo se adapta a
la fría temperatura, me voy sumergiendo. Y cuando no me doy cuenta, el mar se
ha adueñado de mí y yo, como buena rehén, me dejo hacer. Hay buenas olas, y yo
jugueteo con ellas. Y por un momento me olvido de todo. Y lo único que me
importa es disfrutar de ese baño. Un baño placentero en el que me dejo llevar
por el suave compás de las olas. Y me siento cual pececillo en el mar: libre.
Libre en todos los sentidos, porque soy capaz de dejar escapar volar todos mis
pensamientos, preocupaciones y
obligaciones. Por fin escapo de esa cárcel llamada rutina. Una rutina que es
contagiosa y que no te deja disfrutar de la “vida”. Porque la vida no es solo
sufrimiento, como dice la gente. Vida solo hay una y tenemos que disfrutarla en
todo momento. Hacer siempre lo que a uno le apetezca y arriesgarse, porque si
no lo haces te estarás arrepintiéndo en tus días futuros. Y dejas de pensar, y
te das cuenta que sigues dentro del mar. ¿Y ahora qué? Pues salgo, y me tumbo
en la toalla y dejo que los rayos de sol sequen una a una todas las gotitas que
invaden mi cuerpo y ¿después? Dejarme llevar, y que la vida me vaya dando
nuevas sorpresas.
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