Todo bajo nuestro control. Fácil la teoría, pero difícil la
práctica. Para las personas es algo necesario el poder dirigir todos sus actos.
Pero poca gente se da cuenta de que nadie es capaz de realizar eso. ¿Por qué?
Os preguntareis…si el ser humano es el ser más inteligente que hay. Pues no. Os
olvidáis de alguien. Ese alguien superior, divino, omnipotente…sí, Dios. Un
gran personaje, eso no se duda. Lo que si se duda es de su credibilidad. Y ese
alguien, es el que baraja las cartas de nuestro destino, es el que decide si
conseguiremos pareja, escalera o full. Si ganamos o perdemos cada partida que
hagamos.
Y muchas veces intentamos escribir nuestra propia historia,
sin saber que ya está escrita. Con su prólogo, cuerpo y epílogo. Una historia
emocionante, llena de desamores, encuentros, alegrías, desenfreno, adrenalina,
tristeza…una novela en toda regla. Y aunque pretendamos cambiarla, es
imposible. Es una historia intocable, porque desde el mismo día en el que
nacimos se nos impuso, y solo el de arriba es capaz de cambiar el argumento.
No siempre las historias que se nos impongan pueden gustar,
pero todas ellas son hermosas. Cada una a su manera, aunque a veces se lleguen
a odiar. Pero tenemos que ser capaces de percibir la belleza de todo ello. No
todas las historias son fáciles de leer, algunas pueden ser tediosas, y no
todas son perfectas de principio a fin. Lo importante es no quedarse sólo con
la simple apariencia, sino vivirlas intensamente, como si no hubiera un final.
En cuanto comiences a vivirlo así, no intentarás más cambiarla, porque te darás
cuenta de que sólo eres un pequeño ser, y que todo lo que te rodea te viene muy
grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario