La más fuerte de las fortalezas no se tarda un día en
construir, requiere esfuerzo y grandes dosis de paciencia. Es imprescindible no
perder nunca la calma y mirar con optimismo el futuro. El proceso es
dificultoso, pero si dios te ha impuesto esa tarea es porque confía en ti, sabe
que eres perfectamente capaz de llevarla a cabo. Y si el confía en ti, ¿por qué
tu no? A veces nuestro mayor obstáculo somos nosotros mismos. La inseguridad,
el miedo, el rechazo inundan nuestro cuerpo y no nos permiten ver más allá. Y
al igual que dios confía en ti, tú debes hacerlo en el. En ocasiones dudaremos
de nosotros mismos, nos quejaremos de lo dura que es la vida o de la poca
suerte que tenemos. Y así no vamos a conseguir nada, las quejas son para
cobardes, para los que no se atreven a hacerle frente a las adversidades. Si se
nos ponen estas pruebas es porque somos capaces de superarlas, nos costará más,
eso está claro, ya que las cosas fáciles no tienen emoción, sabemos que las
vamos a conseguir por ello no ponemos todo nuestro empeño, pero cuando lo
consigues…te sientes pletórico. Y cuando echas la vista atrás, todo ese
sufrimiento ya no es nada, porque fuiste capaz de superarlo. Y eso será la
mejor armadura que puedas tener, porque la has forjado tu mismo a través de tus
penas, dolores y angustias, y será tan fuerte que cada vez serás más tolerante
al dolor, hasta tal punto que ya no lo veras como tal, sino como un
nuevo reto o una oportunidad que debes aprovechar.
Ya que no lo que no te mata….te hace más fuerte.
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