lunes, 29 de octubre de 2012
All about tonight
Sí, la noche está viva, puedo sentir los latidos de mi corazón. Vayamos a contracorriente. He trabajado duro toda la semana y ahora mismo, el mañana no me importa. Sólo quiero reir sin parar, hasta que me quede sin respiración, bailar hasta quemar la pista. Quiero darlo todo esta noche
sábado, 27 de octubre de 2012
Reflexiones de una tarde de otoño
Día gris de otoño, reina el silencio y las hojas
caídas de los árboles colorean el suelo. Esta amaneciendo, y los pájaros cantan
alegres. Sola, disfruto de ese silencio magistral, y saboreo la inmensidad del
lugar. Hay cosas que simplemente son perfectas. Qué pena que nosotros no seamos
así...y eso pasa porque se nos creo libres. La libertad es una palabra potente,
llena de fuerza y autoridad. Hay personas que confunden esta palabra, y creen
que la libertad lleva consigo la facultad de realizar lo que nos venga en gana,
y eso no es correcto. Es verdad que la libertad te otorga el derecho de
elección, pero no por ello debemos usar esta arma para provocar el mal, cosa
que casi todo el mundo hace. Solemos elegir el camino más fácil, el que más nos
conviene y nos da igual lo que pueda pasar a nuestro alrededor siempre y cuando
consigamos lo que queremos. La empatía está en peligro de extinción, somos
egoístas y únicamente pensamos en nuestro propio beneficio, arrancando cabezas
o pisoteando a los demás si hace falta. Sólo importo yo. He de admitir que
alguna vez he sido así, pero la propia vida te muestra que actuando de esa
manera no llegas a ningún lado. No tiene sentido el alcanzar la meta solo,
porque entonces no tendrás con quien festejar ese triunfo. y a veces no es por
puro individualismo, si no por el hecho de tener que pedir ayuda: algo tan
fácil, pero tan difícil a la vez. La teoría es sencilla, es simplemente
pronunciar: “necesito ayuda”, pero en la práctica parece que se nos traban las
palabras como si de repente nos hubiéramos quedado mudos, sin habla. Esto no es
algo innato, se adquiere con tiempo. Yo a través de estas humildes palabras, os
intento abrir los ojos y advertiros, que no os dejéis llevar por vuestra propia
ambición. Está bien aspirar alto, pero no por ello dejar a nadie mal o
abandonar a quienes te apoyan. No hay nada peor que el sentirse solo, y
desafortunadamente mucha gente convive con esa sensación. Por ello, no
perdáis el tiempo y cultivad esa semilla llamada empatía, requiere perseverancia,
pero os daréis cuenta de que al final merecerá la pena…
martes, 23 de octubre de 2012
GG
Y en menos de un instante… todo cambia. Dejamos el
pasado atrás, y nos lanzamos hacia lo desconocido: nuestro futuro. Partimos
hacia lugares remotos para intentar encontrarnos a nosotros mismos. O, intentamos
perdernos explorando placeres más cerca de casa. Los problemas empiezan cuando
nos negamos a aceptar los cambios, y nos aferramos a viejas costumbres. Pero si
nos aferramos demasiado al pasado, puede que el futuro no llegue nunca
sábado, 13 de octubre de 2012
La maleta del hombre muerto
Un hombre
murió. Al darse cuenta vio que se acercaba Dios y que llevaba una maleta
consigo. Y Dios le dijo:
-Hijo es hora de irnos. El hombre asombrado preguntó:
-¿Ya? ¿Tan pronto? Tenía muchos planes....
-Lo siento pero es el momento de tu partida.
-¿Que traes en la maleta?-preguntó el hombre-.
Y Dios le respondió:
-Tus pertenencias...
-¿Mis pertenencias? ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero?
Dios le respondió:
-Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
-¿Traes mis recuerdos?
-Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.
-¿Traes mis talentos?
-Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.
-¿Traes a mis amigos, a mis familiares?
-Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.
-¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
-Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.
-¿Traes mi cuerpo?
-Nunca te perteneció, ese era del polvo.
-Entonces, ¿traes mi alma?
-No. Esa es mía.
Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre dijo:
-¿Nunca tuve nada?
-Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos. La vida es sólo un momento. Un momento sólo tuyo. Por eso, mientras estés a tiempo disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga. Vive el ahora, vive tu vida y no te olvides de ser feliz, es lo único que realmente vale la pena. Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, se quedan aquí. Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con alguien que no tiene tiempo para ti.
-Hijo es hora de irnos. El hombre asombrado preguntó:
-¿Ya? ¿Tan pronto? Tenía muchos planes....
-Lo siento pero es el momento de tu partida.
-¿Que traes en la maleta?-preguntó el hombre-.
Y Dios le respondió:
-Tus pertenencias...
-¿Mis pertenencias? ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero?
Dios le respondió:
-Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
-¿Traes mis recuerdos?
-Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.
-¿Traes mis talentos?
-Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.
-¿Traes a mis amigos, a mis familiares?
-Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.
-¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
-Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.
-¿Traes mi cuerpo?
-Nunca te perteneció, ese era del polvo.
-Entonces, ¿traes mi alma?
-No. Esa es mía.
Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre dijo:
-¿Nunca tuve nada?
-Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos. La vida es sólo un momento. Un momento sólo tuyo. Por eso, mientras estés a tiempo disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga. Vive el ahora, vive tu vida y no te olvides de ser feliz, es lo único que realmente vale la pena. Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, se quedan aquí. Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con alguien que no tiene tiempo para ti.
Go back
Es hora de parar. Sentarse, descansar y pensar en todo lo
que hemos hecho en nuestra vida. Echar una mirada al pasado. Recordar todo lo que hemos vivido, disfrutar
de todos nuestros logros y rememorar aquello de lo que nos arrepentimos o
hicimos mal. Dicen que eso no es bueno, que lo pasado, pasado está. Aunque, yo pienso, que en
ocasiones es bueno mirar atrás. No solo por revivir todos los momentos malos,
eso solo sería ser masoquista, si no para observar todo lo que hemos
evolucionado a lo largo del tiempo. Como, a pesar de las cosas malas que nos
hayan podido pasar, hemos sido fuertes y capaces de seguir adelante. También
para aprender de nuestros errores con el fin de no tropezar con la misma piedra
(aunque eso a veces es bastante difícil, para ver cómo hemos madurado a lo
largo del tiempo. El pasar de ser un
niño a un adolescente, con sus cambios de todo tipo, tanto corporales como de
personalidad; el ser joven, disfrutando la vida al límite, sin pensar en las
consecuencias, simplemente, haciendo lo que te apetece en cada momento; el
actuar como un adulto, comprendiendo que nadie te regala nada en esta vida, que
hay que esforzarse y sacrificarse por los que quieres, afrontar los nuevos
proyectos y aguantar los palos que te puedan dar; y por último, la vejez, donde
comprendes que lo que realmente importa es el amor y la salud, y nada más
lunes, 8 de octubre de 2012
Colección de momentos
A lo largo del tiempo, vas acumulando momentos, solamente
los más especiales, que pasarán a formar parte de tu historia.
Tu historia….esa que has ido escribiendo tu a través de sus
palabras y actos. Una historia que te define y te dice quién eres y lo que has
hecho en tu vida. En ella habrá momentos increíbles, de esos que te marcaron y
son imposibles de olvidar, también momentos locos, de esos que al recordarlos
se te dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Momentos apasionados, que de solo
revivirlos sientes cómo un escalofrío recorre tu cuerpo…pero no solo de bonitas
alusiones me refiero sino que igualmente debemos nombrar aquellas vivencias que
no fueron tan buenas como las demás: la primera vez que te rompieron el
corazón, mentiras que te hicieron daño, burlas innecesarias que aminoraron tu
autoestima, los momentos de decadencia, de temor….aunque no lo queramos,
también forman parte de esta historia. Porque te ayudaron a crecer y a madurar,
a resurgir de tus cenizas y a volar alto, muy alto.
Y esos momentos son como piezas de un puzzle que vamos
colectando. Todavía no está completado por el simple hecho de que hay piezas
que aún son desconocidas para nosotros. Pero antes de todo eso, nosotros ya habremos
hecho coincidir aquellos fragmentos conocidos y a través de ellos, se
deslumbra, aparentemente, un paisaje precioso. Veremos ese panorámica completa
cuando hallemos las piezas restantes, y solo viviendo seremos capaces de dar
con ellas.
martes, 2 de octubre de 2012
Un jardín sin retorno
Jardín vivo, colorido, alegre. Lleno de flores preciosas, de
todos los olores, colores y texturas. Todas ellas forman ese jardín tan bonito
y vivaz, precioso como el que más, en el que se respiraba un aire de armonía y
serenidad, imposible de hallar en la caótica ciudad. Cada una de ellas representan
algo de la vida: las amapolas, la tranquilidad;
el jazmín, la dulzura del amor;
la orquídea, la perfección; el
geranio, el amor puro y sincero; el narciso, la esperanza y la paciencia. Pero
entre todas ellas, destacaba el círculo formado por las famosas rosas. Esa
flor, de un intenso rosa, que perceptaba la mirada de cualquier deambulante que
andara por allí. Porque representan el amor verdadero y dulce. Entre todas
ellas, destacaba una. Era de la misma forma, tamaño e incluso color que las
demás, pero desprendía un olor, imposible de pasar por alto a las numerosas
abejas que rondaban por allí, con el fin de captar el deleitoso néctar de las
que está compuesta. Como era ella…
Una chica distinta a las demás, bueno, más bien única. Toda
ella era bondad. Yo la asemejo a un ángel caído del cielo. Celestial, pura,
encantadora y deliciosa, como aquella rosa. Numerosas abejas rondaban siempre a
ella, la olían, se posaban sobre ella. Algo fácil de sobrellevar. Lo que no
sabía, es que un día llegaría algo que la cambiaría la vida por completo.
Todo comenzó con una famosa convivencia, en la que la
conocí. Al principio, no destacaba entre
la gente más habladora y dicharachera, sino que había que adentrarse en la
intimidad de las habitaciones para poder saber de ella. Al mirarla, miles de
destellos dulzura salían de su rostro
delicado, de su sonrisa angelical, de sus manos bonitas, de su cuerpo
estilizado. Poco a poco, pude adentrarme en su mundo, saber más de su historia.
Tal fue la conexión, que en menos de un año, la teníamos ya entre nuestro
circulo de amigas. Nos contábamos las cosas, compartíamos experiencias e
ilusiones, soñábamos juntas… hasta que conoció el “amor”. Un chico corriente,
que actuaba sin hacer ruido, pero que cuando ella le vio, fue como si una banda
sonora inmortalizara ese momento. En poco tiempo comenzaron su proyecto de amor.
Un amor insano, que canalizaba todos y cada uno de sus sentidos, la absorbía.
Ella estaba feliz, porque le consideraba como el amor de su vida. Pero lo que
no sabía, es que se estaba metiendo en un laberinto sin salida. Un laberinto
que la consumía cada vez más y más, que la estaba quitando su bien más
preciado: su libertad. Ese chico que parecía tímido, reservado y muy devoto la
cortó las alas, la transformó en alguien débil, y lo peor de todo, es que ella
no lo percibía, solo quería estar todo el tiempo con su compañero. Mirándose a
los ojos, hablando del futuro, de la vida que ahora compartían…los dos, solo
ellos dos, nadie más. Su filosofía era, que si se tenían el uno al otro, ¿Qué
más necesitaban? Pues necesitaban
sociabilizarse, escuchar otras voces distintas a las suyas, reírse de los
chistes de los demás, bailar con otras personas…necesitaban ser felices, porque
aquello no era felicidad, y mucho menos amor. Aquello era como arrancar esa
bella rosa de la que hablaba al principio. Separarla de sus semejantes,
llevársela lejos de ese hermoso jardín, y encerrarla en una casa, posándola
sobre un simple vaso con agua. Alejarla de los cálidos rayos de sol, de los
revoloteos de las abejas, de los niños curiosos que se acercan a oler, permitir
que se marchite, solo por el simple hecho de la posesión, de querer tenerla
cerca. Es, simplemente, alejarla de cualquier atisbo de libertad.
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