Es hora de parar. Sentarse, descansar y pensar en todo lo
que hemos hecho en nuestra vida. Echar una mirada al pasado. Recordar todo lo que hemos vivido, disfrutar
de todos nuestros logros y rememorar aquello de lo que nos arrepentimos o
hicimos mal. Dicen que eso no es bueno, que lo pasado, pasado está. Aunque, yo pienso, que en
ocasiones es bueno mirar atrás. No solo por revivir todos los momentos malos,
eso solo sería ser masoquista, si no para observar todo lo que hemos
evolucionado a lo largo del tiempo. Como, a pesar de las cosas malas que nos
hayan podido pasar, hemos sido fuertes y capaces de seguir adelante. También
para aprender de nuestros errores con el fin de no tropezar con la misma piedra
(aunque eso a veces es bastante difícil, para ver cómo hemos madurado a lo
largo del tiempo. El pasar de ser un
niño a un adolescente, con sus cambios de todo tipo, tanto corporales como de
personalidad; el ser joven, disfrutando la vida al límite, sin pensar en las
consecuencias, simplemente, haciendo lo que te apetece en cada momento; el
actuar como un adulto, comprendiendo que nadie te regala nada en esta vida, que
hay que esforzarse y sacrificarse por los que quieres, afrontar los nuevos
proyectos y aguantar los palos que te puedan dar; y por último, la vejez, donde
comprendes que lo que realmente importa es el amor y la salud, y nada más
No hay comentarios:
Publicar un comentario